La sociedad actual presenta un interés manifiesto por los efectos de la alimentación sobre la salud, que se refleja en su preocupación por seguir dietas con capacidad para mantener al ser humano en un estado óptimo de salud. En este sentido, los productos cárnicos alcanzan la consideración de alimentos idóneos, por los niveles en nutrientes integrados en su composición química. Las carnes y sus derivados representan desde una fuente muy estimada de proteínas, lípidos, minerales, vitaminas e, además, de energía, por lo que se justifica que continúe su relevancia en el consumo humano.